TAREA 4: El factor de impacto
Figura 1. Principales dimensiones del realismo capitalista y posibles escenarios poscapitalistas, con sus autores de referencia (Fisher, 2016, pp. 72-73)
Después de leer los textos
relacionados, me parece que incluso es posible elevar el debate a la dimensión
filosófica y extrapolarlo a muchos de los problemas que atraviesan las sociedades
actuales. Parece que las nuevas tecnologías (Redes Sociales, Big Data, Inteligencia
Artificial, etc.) no sólo han transformado la interacción y las formas de estar
en el mundo, si no la forma en la que se percibe la realidad. En un contexto
capitalista (figura 1), con gran protagonismo de la economía, los datos, lo
material y el crecimiento, parece que también impera la necesidad de automatizar
la mayor cantidad posible de dimensiones de la vida, la política, la salud, o
la propia economía, entre muchas otras (Hickel, 2021; Davies, 2022).
De esta forma, situar en el
centro la dimensión cuantitativa facilita mucho esta labor. Las dificultades y
los costes, tanto humanos como económicos, que conllevan situar en el centro la esfera
cualitativa, también implican la consabida pérdida de los factores más abstractos de
todo aquello que se pretende evaluar. Ya se trate de el lenguaje no verbal en
una investigación de carácter sociológico o todos aquellos factores que rodean
a un artículo y no se ven reflejados en los índices de impacto.
De las diferentes lecturas
propuestas, especialmente han llamado mi atención dos aspectos con relación a
ese contexto economicista y materialista aplicado al ámbito de la
investigación. Uno de esos aspectos es el hecho de que resulte más
beneficioso colocar un artículo en una revista prestigiosa que el hecho en
sí mismo de escribir un artículo de calidad. No habría ningún problema en esto
si en ello no operasen las mismas dinámicas reproductivas que muchas veces
vemos en los actores económicos y políticos: el nepotismo y las recomendaciones
basadas en intereses o relaciones personales.
Verse favorecido por el prestigio
de unos autores, no supondría un problema si ese sistema se hubiese mantenido
en el tiempo funcionando en base a estándares de transparencia, honestidad y
rigor. El precio que deben pagar los autores y las universidades por las
publicaciones y las suscripciones a las revistas más prestigiosas incorporan el
factor económico en el primer paso de un proceso que debería regirse por la
contribución a la sociedad. Los muros de pago trasladan al ámbito académico uno
de los principales problemas que las clases sociales llevan siglos infligiendo
a la ciudadanía: desigualdad (Piketty, 2019). Las propias revistas perpetúan esa
dinámica al influir sustancialmente tanto en esos muros como en los propios
índices y las normas que los configuran. La frase “lo que es bueno para los
científicos, no es necesariamente bueno para la ciencia” creo que desvela con
claridad esas dinámicas.
Por otra parte, el índice de
inmediatez también me parece un indicador que se sostiene en esa
desigualdad de la que hablo. La velocidad a la que un artículo es citado o
referenciado tras su publicación, por desgracia, depende de factores como el
poder de difusión de quien lo publica más que de la propia calidad de sus
hallazgos. Se reproduce otra dinámica propia del capitalismo: la meritocracia
como falso ascensor. Al igual que sucede en la política, la economía o el
sistema mediático, la realidad es que, quien dispone de los mejores medios y
contactos, suele conseguir una mejor visibilidad.
En lo que respecta a las
propuestas para potenciar la esfera cualitativa en la evaluación de los
trabajos académicos, las propuestas de DORA son
tan interesantes como difíciles de integrar en un sistema que parece poco
proclive al cambio. El reconocimiento de los méritos del autor y de su
contenido, la triangulación de métricas, la evaluación a lo largo de periodos
de tiempo más largos o la reducción de la opacidad en los criterios de
evaluación favorecerían sin duda un sistema de evaluación más justo. La
eliminación de limitaciones de acceso al conocimiento y las métricas basadas en
declaraciones de apoyo también son propuestas interesantes, pero excesivamente
dependientes en este caso de la honestidad, tanto de los intereses económicos
de las revistas como de quienes formulen esas recomendaciones.
Las propuestas de CoARA, como gran alianza estratégica entre
instituciones, propone incorporar a la evaluación de un artículo otros tipos de
contribuciones científicas que pueda conllevar (divulgación, asesoramiento,
comunicación, etc.). La revisión por pares periódica me parece la más
interesante de las medidas porque permitiría analizar cada artículo desde
diferentes perspectivas actualizadas a lo largo del tiempo, adaptándose a los
cambios de paradigmas o de la propia historia o realizando comparaciones con
nuevas publicaciones. La transparencia entre los diferentes miembros de la
alianza me parece un requisito esencial para el éxito de sus planteamientos.
No obstante, a pesar de los
diferentes diagnósticos y proposiciones de mejora, el contexto histórico actual
que menciono al principio me deja bastantes dudas sobre sus opciones de éxito. Si
a ello le añadimos la erosión de la democracia y las instituciones, la polarización
social, la desafección política y la crisis económica, se plantea un debate el
que es posible comprender mejor una realidad que pone de manifiesto como la
investigación científica tampoco escapa de esta serie de problemas estructurales.
Mi teoría es que estamos ante una crisis de honestidad y deseo a todos los
niveles que bloquea y capitaliza prácticamente de manera sistemática cualquier ámbito
de la vida (Fisher, 2016; Valdés, 2024). El debate está servido.
BIBLIOGRAFÍA
Davies, J. (2022). Sedados.
Cómo el capitalismo moderno creó la crisis de salud mental. Capitán Swing.
Fisher, M. (2016). Realismo
capitalista. ¿No hay alternativa? Caja Negra.
Hickel, J. (2021). Menos es
más. Cómo el decrecimiento salvará al mundo. Capitán Swing.
Piketty, T. (2019). Capital e
Ideología. Deusto.
Valdés, A. (2024). Política
del malestar. Por qué no deseamos alternativas al presente. Debate
El momento histórico es poco proclive a las alegrías. Desde lo climático al ascenso mundial del fascismo, el pesimismo se hace fuerte. Aún así se pueden encontrar zonas de avance (que quizá había que celebrar más) y DORA y COara son dos de ellas.
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